Ser mamá es una tarea de todos los días que requiere amor, sacrificio y responsabilidad; por eso queremos honrar a las madres contando la experiencia una mamá con una niña con Trastorno del Espectro Autista.
Testimonio de Marta Rendón
Hacer que broten las palabras es fácil, pero escribirlas no tanto, igual que todos los pensamientos sobre esta condición que tiene tu hija y no puedes expresar.
Yo diría que es un carrusel de emociones, no solo por subir y bajar, también por cambiar todos los días de caballito en este carrusel. Inicias tu día con toda la disposición para tener tranquilidad, ser proactivo, expresar tus pensamientos y emociones de la mejor forma, de una forma en que tengas en cuenta todo lo que has leído, estudiado, te ha sugerido el psicólogo, el psiquiatra, las instituciones, para no descuidar al resto de tu familia. Pero en realidad cada día presenta situaciones nuevas, aunque ellos son predecibles, poco flexibles y sepas que no es probable que expresen sus sentimientos.
Tal vez, la que amanece diferente es la mamá, tal vez quisiera que todo fuera normal y tratas a tu hija igual, no preparas la agenda, aplaudes o gritas a su lado, la tocas, esperas que te ayude en los oficios de la casa, esperas que no conteste grosero cuando las cosas no son como ella quisiera, quisieras que entendiera cuando hablas con ironía, que te mire a los ojos cuando hablas, que la familia no tenga conflictos, quisieras que aprendiera hábitos cotidianos para que fuera autónoma, que en el colegio tengan en cuenta su condición y no tener que estar pendiente de cada situación relacionada con la inclusión escolar, quisiera que encontrara razones para vivir.
Tal vez, quisiera que todo fuera “normal” para no sentir esa espinita en el corazón todos los días, para darte cuenta de que eres tú la que debe hacer todo lo posible para que ella salga adelante, para que se convierta en una persona autónoma, que disfrute de la vida y que llegue a ser feliz. Y es entonces, cuando inicias tu día con una oración de gracias por tenerla, por poder hacer parte de su vida, porque cada día ves pequeños progresos, aunque a veces no lo parezca o retroceda, le pides a Dios fortaleza para cumplir con el guion y poder aplicar todo lo aprendido siembre con amor y así la espinita en el corazón va desapareciendo para eliminarse del todo cuando, ella se despide diciendo mamá te amo, eres la mejor mamá del mundo.
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